Decirlo es más fácil que hacerlo, por eso no hay muchos casos en los que un periodista salte del pupitre al banco de suplentes para comandar los hilos de un equipo. Alberto Arce, con más de 30 años en la profesión, decidió hacer uso del título que obtuvo de la mano de Héctor Arzubialde y será el DT de la Selección mayor de la Liga Villamariense de Fútbol.
Más de una vez, el técnico de la Selección mayor de fútbol de Villa María, fue ninguneado con típicas frases en una mesa de café o en distintas charlas futboleras.
“Vos cállate que sos periodista”. “Critica pero nunca pateó una pelota”.
En cierta forma, algo de razón tienen, porque la última pelota que pateó fue cuando tenía 13 años, y porque hace más de 30 que vive de las palabras.
Pero nada de eso lo achica. Alberto Arce saca pecho y dice: “Mi caballito de batalla es Joao Saldanha, periodista que se convirtió en técnico y armó el mejor equipo de la historia. El Brasil del 70”.
Talento, y un poco de suerte
Con 16 años, edad en donde sus amigos se la pasaban de picado en picado por distintos campitos, él alzaba la libretita, un lápiz y se paraba del otro lado de la línea de cal.
El hecho de no jugar no le impidió enamorarse perdidamente del fútbol. Al contrario, su romance con este deporte se forjó desde los ojos, pero es tan o más fuerte que el de quienes le entran a la de cuero.
Su padre manejaba las rotativas en el taller del desaparecido diario Noticias y cuando vio un lugarcito, no dudó en hacerlo entrar.
Así empezó a transitar un camino que no conocía en profundidad. “Lo poco o mucho que aprendí se lo debo a Raul José, quien era jefe de Deportes, gran amigo y una excelente pluma. También a Oscar Bernaus”.
Una ley jamás escrita, dice que para llegar, además de condiciones, hay que tener un poco de suerte. Alberto Arce reconoce que la tuvo, y que fue fundamental: “Siendo pibe me sentí tocado por una varita que me permitió vivir cosas muy importantes que fueron un enorme empujón a la pasión”.
Uno de esos momentos nos sitúa en 1978. Cacho Bernaus y Carlos Sacheto querían cubrir el Mundial para el Noticias pero como no se conseguían acreditaciones compraron populares para hacerlo desde las tribunas. De pronto una puerta se abrió y las acreditaciones aparecieron. A Alberto, por ser el benjamín de la redacción, le obsequiaron las entradas para ver la final. En la fila para ingresar al estadio una anécdota dibuja que a los 16 años, el fútbol ya estaba por encima de muchas cosas. “Se acercó un tipo que quería cambiarme las entradas por un Fiat 600. Era la posibilidad de tener mi primer auto. No solo me quedé con las entradas, sino que todavía las conservo”.
“A esa altura ya sabía que me iba a dedicar a esto”, asegura Arce, quien no solo lleva más de 30 años en la gráfica, sino que además descubrió un “mundo fantástico” en la radio durante una década.
El periodista DT
“No me quiero morir periodista. Hay muy pocos periodistas que se jubilan, se mueren antes. Yo voy a dejar al periodismo antes que me deje a mí. Pero escribir voy a escribir siempre”, se sincera jefe de deportes de Puntal que está pisando los 50.
Buscando caminos alternativos para enriquecer sus conocimientos, no titubeó un segundo en inscribirse al curso de técnico que dictó Héctor Arzubialde en la ciudad. “Sabía que en algún momento me iba a servir, pero nunca pensando en la mínima chance de dirigir”.
Lo inaudito es que las ganas de ponerse el buzo y ordenar a 11 jugadores en una cancha, se le despertaron por la relación con un deporte en donde juegan 6.
“Tanto tiempo hablando con técnicos sobre todo de fútbol me iba despertando algo. Pero lo fundamental fue convivir desde hace 1 año y medio con Juan Cichello. Conocí un estratega y apasionado que me transmitió ganas de dirigir”.
El técnico del Villa María Volley y de la selección Juvenil terminó de darle el empujón para que desempolvara ese carnet que obtuvo en 2008 y buscara la forma de usarlo sin manchar al periodista.
La oportunidad indicada
La cúpula dirigencial de LVF recibió los proyectos de todos aquellos que quisieran comandar al seleccionado que desde el 7 de septiembre disputará el tradicional campeonato Provincial de selecciones de ligas de primera división. Alberto Arce, acompañado por Carlos Barraza igualó 4 a 4 en la votación con Jorge Molina y lo ganó “en penales”.
“Creo que no había muchos convencidos de esto pero supongo que confiaron en lo novedoso y en una situación distinta como que un periodista dirija una selección. Nunca se pasó más de la 2da ronda, así que hay poco por perder”.
El primer paso estaba dado y de la única forma posible en que se podía dar. “No puedo comprometerme con un club porque si no tengo que jubilar al periodista. Con la selección estoy en el límite del qué dirán”.
Arce reconoce la carencia de un pasado futbolístico del que tanto se habla como fundamental, pero cree en “la ley de los ojos” como una religión. “En el fútbol es fundamental, mirando se aprende mucho”.
Como juega el equipo de Arce
Antes de que la charla tenga tintes netamente tácticos, Alberto expone un parangón excluyente entre la tarea del Periodista y la de DT: Comunicar.
“Cuando el periodista se sienta a escribir busca atrapar, seducir, conmover y que el lector le crea. El técnico tiene el mismo objetivo para con sus jugadores. Me gustaría que mi equipo juegue como me gusta escribir”.
La gran dificultad para juntar a entrenar a los jugadores que escogió y la corta extensión que tendrá la competencia, le genera un desafío aun mayor para lograr estampar su ideología de juego.
“Vamos a jugar con enganches, cuando seleccioné lo hice pensando en eso. Se buscará potenciar las virtudes de los jugadores y esconder sus defectos. No van a hacer nada que no hagan en sus clubes. Pero por sobre todo vamos a apelar a algo más allá de las cualidades futbolísticas: La motivación. No guardarnos nada. Tanto ellos como yo tenemos una oportunidad única llegar a donde no se llegó nunca, que es más allá de una 2da ronda”.
Se tiene toda la fe, le gustan los riesgos y asume con placer el desafío. Pero antes de emprender una travesía que le resulta familiar, pero esta vez desde una butaca que le es ignota, deja algo en claro: “No hay ninguna posibilidad, ni la más remota de que esto tenga continuidad. Tal vez a través de una experiencia como en una selección, pero solo si el resultado es medianamente feliz”.
Si bien las chicanas nunca van a desaparecer, hoy es otra la frase que se cuela en esas eternas charlas futboleras que nunca llegan a ningún lado y donde los pocillos juegan picados que parecen partidas de ajedrez: “Se puede equivocar en algunas cosas, pero que vio fútbol, no caben dudas… Algo debe saber”.
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