sábado, 14 de mayo de 2011

Entre la literatura, la docencia y los tres postes

Generalmente el fútbol y los libros no suelen ser elementos que se encuentren fusionados en un solo jugador. En nuestro fútbol doméstico escasean los ejemplos. Luciano Pereyra es uno de ellos. Su historia de esfuerzo y perseverancia demuestra que se puede jugar, trabajar e incluso estudiar simultáneamente.
  
Un jugador de nuestra Liga Villamariense de fútbol, puede jugar y trabajar al mismo tiempo. No es nada nuevo, incluso la mayoría lo hace. Pero ¿porque no puede jugar y estudiar al mismo tiempo?, nuestra competencia doméstica se caracteriza desde siempre por tener un escaso número de deportistas que al mismo tiempo desarrollen estudios terciarios.
Luciano Pereyra es el arquero de San Lorenzo de Las Perdices, profesor de historia, y autor del libro que repasa la historia de su querido Alem.
La idea de contar sus vivencias es para demostrar que se puede. No solo es factible la convivencia de trabajo y fútbol sino que incluso, ambos, también pueden hacerlo con el estudio.

Arquero, albañil, estudiante

“No dejé de jugar porque soy muy insistente, que por ahí vale más que lo virtuoso”.
Luciano Pereyra debutó en la liga a los 16 años en Central Argentino y hoy a los 31 puede decir orgulloso que nunca abandonó.
Durante los últimos años de secundaria, cada fin de semana ayudaba a su padre, albañil.
Optó por estudiar, y eligió profesorado de historia. Mientras desarrollaba sus estudios por la noche, el trabajo de fin de semana con su padre pasó a ocupar todos los medios días de su semana cuando su esposa quedó embarazada. La otra mitad del día, la pasaba como preceptor.
Recién en el 2004 pudo dejar la cal y la cuchara y empezó a dar clases, de a poco fue sumando horas. Hoy dicta historia en el Rivadavia y el Cesma de Villa Nueva.
Mientras, pasaba de Central a Argentino. Volvió a Central. Cumplió su sueño de jugar en la primera de Alem en el 2003. Jugó en Unión en 2008, y recién a los 30 años fue a San Lorenzo de las Perdices donde puede ganar unas “monedas” parado bajo los 3 palos.
Desde el 2007, dio clases de Historia del Fútbol en el curso de técnicos. Fue campeón de la Liga en 2004. Se salvó del descenso 2 veces y conquistó un título Provincial en 2006. En definitiva, hizo todo lo que quiso y creyó que podía hacer.
“Tengo la suerte de decir que pude trabajar y estudiar sin haber dejado el fútbol. No es imposible, solo para aquellos que no tienen la voluntad de intentarlo. Sufrí mucho, pero lo que más queda es el orgullo de saber que con esfuerzo pude hacer todo”.

¿Qué pasa hoy?

¿Es tan difícil conjugar estudio con fútbol? En realidad, perfectamente podrían complementarse uno al otro. “Una práctica puede llevarte 2 horas. Y cuando uno estudia, una pausa para despejar la cabeza es fundamental y  qué mejor si esa pausa es con una pelota de fútbol”.
No es lo mismo quienes no eligieron seguir una carrera universitaria prefiriendo optar por un oficio a quienes no lo hicieron por haber priorizado una carrera futbolística.
En un cálculo muy aproximado Luciano estima que de 20 jugadores de un plantel, a lo sumo 3 pueden estar cursando algún estudio. De hecho, si tenemos en cuenta que en la Liga cada vez hay jugadores más chicos en primera, ese número se vería disminuido al no contabilizar a quienes aun estén en el secundario. “De esos chicos creo que hay muchos que lamentablemente solo están pensando en ser futbolistas”.
Por la experiencia de la docencia, y por estar en contacto cotidiano con adolecentes Luciano puede afirmar que “los chicos que se reciben y priorizan el estudio la mayoría deja el fútbol. Si hace las dos cosas, tarde o temprano abandonan una. Muchos se quedan antes de intentarlo creyendo que no se puede”. Luciano sabe que sí.
De todas formas, el mal no es solo de nuestro fútbol, sino que para Luciano la LVF es “un reflejo de la sociedad actual” por eso propone que el deporte tendría que servir como disparador de cultura.
“Por ahí noto un vacio cultural, si no se habla de fútbol, no se habla de nada. Por eso a cada lado donde voy siento esa necesidad de intentar contagiar algo. De hacerle entender que el conocimiento no ocupa lugar y que el hecho de estar al tanto de lo que pasa a nuestro alrededor es fundamental. Hoy como soy uno de los más grandes en cualquier plantel, me tomo esa responsabilidad de intentar dar un equilibrio entre la locura del fútbol y la pausa necesaria de la pelota”.
Generalizar sería injusto, porque si bien son pocos, hay casos de jugadores que también optaron  por el camino difícil, y están en pleno estudio o ya se han recibido.

Luciano en pleno vuelo
 Cómo cambiar

La familia cumple un rol fundamental. “Muchas veces los propios padres tienen más esperanzas de que su hijo viva del fútbol que el propio jugador”.
La pelota ocupa mucho lugar en sus cabezas, sin dejar espacio para pensar en otra cosa. La proyección de sus vidas no va más allá de vestir determinada camiseta. Pero la realidad, dice Luciano, es que “el fútbol se puede terminar de un día para el otro, y después no saben hacer nada. No deberían preocuparse por eso, porque si tiene las condiciones para jugar profesionalmente tarde o temprano se le va a dar. Por lo que deberían preocuparse es por lo que no les va a dar ni un representante ni un técnico, que es un futuro más allá del fútbol”.
Cambiar una tendencia no es fácil, pero hay cuestiones que se podrían empezar a corregir para que un joven jugador, no sea solo eso, sino una joven persona. Y en ese sentido, la formación pedagógica y docente hacen mucha falta en un vestuario.
“El cambio intelectual se empezará a dar cuando desde los clubes se respete trabajo desde inferiores a primera, como hace Argentino. Qué el club funciones como una secundaria. Además, creo que con el tiempo habría que exigirle a los técnicos que se formen pedagógicamente, porque el fútbol es, para muchos, más contención que la propia escuela y el respeto que le tienen muchos chicos a un entrenador no se lo tienen a un profesor en la escuela”.

Luciano con sus hijos en la presentación del libro
El libro

´Orígenes y Función Social del club Alem´, es el nombre del libro que presentó el año pasado Luciano Pereyra. La idea de escribirlo surgió cuando en una reunión de la Junta de Historia de Villa Nueva se encontró con un libro de actas. La curiosidad y su pasión por los acontecimientos históricos, sumado a su amor por el club lo llevaron a escribir. Primero con la idea de hacer un suplemento que después fue tomando forma de libro.
“Tiene pocas páginas pero lo importante es el contenido. El libro es una síntesis de la historia de Alem que estaba narrada en el boca en boca pero a la que nunca se le había puesto letra”.
Algunos se sorprendieron al saber que un jugador había escrito un libro, como si la esencia misma de quien juega no lo permitiera. Un paradigma erróneo que habría que empezar a cambiar. 

1 comentario:

  1. Un maestro de la vida el Lucho! y nuestro angel de la guarda en los tres palos!! es un honor conocerte Lucho... abrazo!
    Andresito

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